20140301

Bioalfabeta, ¿y qué?


La noche de las elecciones pasadas tuve un sueño. Soñé que llegaba a la Embajada un niño de nueve años vestido con los colores de su partido político y decía ser un emisario del candidato. Traía un mensaje para los votantes y pedía permiso para leerlo. El simple gesto me conmovió así que lo dejé leer su mensaje. Era una petición a la ciudadanía para prestar más atención a la conservación del medio ambiente.

Ese sueño me hizo recordar que los niños son más bioalfabetas que los adultos.

Hoy quiero demostrarles el valor que tiene la bioalfabetización para el mundo y las oportunidades que representa para Costa Rica.

Ser bioalfabeta es como tener unos lentes especiales para apreciar nuestro entorno. Por ejemplo, puedo ver cuánta agua debe liberar una represa hidroeléctrica para generar esta luz y cuál es el costo ambiental que tiene hacer la represa, y generar y consumir esta electricidad.

O puedo ver los costos detrás de la tasa de café que tomamos esta mañana para ver adónde crece ese café, cuánto esfuerzo y energía requiere llevarlo al beneficio y a la empacadora y al supermercado y a nuestras cocinas para prepararlo y el impacto que genera en el ecosistema el detergente que usamos para lavarla.

O si quieren pueden ponérselos cuando se coman el próximo gallo pinto. Podrán ver de dónde viene el maíz de las tortillas o la leche de la natilla. Se sorprenderán cuando vean desde dónde vienen los frijoles y cuál es su huella ecológica para darnos nuestro delicioso desayuno típico.

Póngaselos para ver la ropa que visten y los dispositivos electrónicos que usan o cuando estén pegados en la presa, para ver el impacto de sus vehículos en el ambiente.

Con estos eco-anteojos puedo ver todo lo que ha hecho este país por preservar la vida, como reservar un tercio de su territorio para áreas protegidas; contribuir con el descubrimiento de casi 4000 nuevas especies para la ciencia; o ser pionero en turismo sostenible.

Por si acaso, voy a recordar lo obvio: nuestro planeta es el único en el universo en el que existe vida. Y los seres humanos somos la única especie consciente de esta realidad. Pero ser bioalfabetas, a pesar de que es indispensable para preservar la vida en la Tierra, pareciera escasear en el mundo entero.

Hay algunos rasgos culturales costarricenses que han forjado las bases para convertirnos en líderes en un mundo que afronta severos problemas ambientales.  

Hace casi medio siglo creamos la Ley Forestal que detuvo la deforestación y promovió la regeneración de bosques que nos coloca hoy como el país número uno en reforestación en los últimos 40 años.

Creamos el Pago por Servicios Ambientales, una innovación de política pública Hecha en Costa Rica que hoy en día es considerada en varios lugares del mundo como un nuevo mecanismo óptimo para la creación de capital natural. Pero para nosotros no es nada nuevo.

Tenemos un clima óptimo, una variedad de recursos naturales renovables exquisita y diez veces más biodiversidad por kilómetro cuadrado que cualquier otro país.

Es importante ver primero lo bueno que tenemos y lo que se ha hecho bien. Nos ayuda a saber por dónde vamos en la ruta del progreso nacional relativa a otros países, y nos permite apoyarnos en esas grandes fortalezas para luego corregir las múltiples áreas que todavía requieren mejoría.

En mi trabajo a menudo hago presentaciones sobre el capital natural de Costa Rica, y la gente se sorprende al descubrir lo que tenemos: casi 100% de generación eléctrica renovable y el potencial para desarrollar mucho más; 800 especies de aves, que es una décima parte del total mundial; que cinco de las siete especies de tortugas marinas en el mundo nacen en nuestras playas; grandes felinos, perezosos, manatíes, tapires, pizotes y monos, serpientes, ranas e iguanas de todo color y sabor, y una variedad de especies marinas entre peces, tiburones, delfines y ballenas que ni nosotros mismos conocemos bien. Ni qué decir de las más de mil especies autóctonas de orquídeas y miles y miles de flores, hongos, insectos y demás formas de vida.

Ustedes se preguntarán: y de qué sirve ser bioalfabeta? ‘Porta’mí! Diay, resulta que la crisis ambiental en la que está metida la Tierra es de tales dimensiones que es materialmente imposible seguir desarrollándonos en el Siglo XXI como lo hicimos en el Siglo XX. No hay suficiente tierra fértil ni agua potable ni marfil de elefante ni atún ni bosques para disfrutar lo que hemos disfrutado sin límites hasta hoy.

De aquí al 2050 reinventaremos todo en la economía global. Desde qué comemos y cómo producimos nuestros alimentos, hasta cómo generamos y consumimos energía, cómo nos transportamos, qué vestimos, y cómo nos entretenemos. Esta gran ola de innovación -que ya comenzó- está condicionada por los límites naturales del medio ambiente. O sea, no podremos disponer de más recursos naturales de los que el planeta pueda regenerar naturalmente. Y por otro lado, está condicionada por la necesidad de reducir la huella ecológica del quehacer humano, o sea, el impacto negativo que tenemos en el planeta.

Para revertir el impacto negativo y hacerlo positivo, tendremos que aprender de la naturaleza, por ejemplo: cómo es que una ostra, que es un organismo con un nivel tan básico de desarrollo, puede construir una concha tan dura y resistente sin usar electricidad, sin emplear mano de obra y sin contaminar su entorno? Cómo es que el bambú, que es una fibra vegetal tan firme y buen aislante de temperaturas, crece tan rápido y con tan bajo consumo de agua? O cómo hacen esas termitas que viven en nuestros bosques que digieren materia vegetal del suelo y la convierten en un residuo de alto valor combustible?

La única manera de aprender de la naturaleza para innovar y crear nuevos materiales y productos es siendo bioalfabeta, entendiendo el lenguaje de la vida, conociendo la biodiversidad, conservándola, y por supuesto, apreciándola.

Por eso creo que Costa Rica lleva una ventaja enorme en este camino. ¿Quién aquí no ama la naturaleza? ¿Quién aquí no entiende que dependemos del medio ambiente para disfrutar de la calidad de vida que tenemos en este país? Estamos ante una grandiosa oportunidad de volver a anticiparnos a los tiempos y reinventarnos de nuevo, como cuando instituimos la educación pública, obligatoria y gratuita, o cuando creamos las garantías sociales o abolimos el ejército. Podemos crear la mejor versión de Costa Rica que haya existido. Regenerar capital natural para la creación de riqueza es algo en lo que tenemos suficiente camino recorrido y el mundo entero necesita de nuestra experiencia.

Es hora de que esta generación asuma un liderazgo global Hecho en Costa Rica y conquiste el planeta como lo han hecho ya muchos costarricenses en el pasado, desde astronautas y nadadoras hasta juezas internacionales y escultores, premios Nóbel y Príncipes de Asturias.

Debo hacer una advertencia: ese liderazgo global, esa innovación, esa reinvención costarricense no es ni responsabilidad ni tarea de ningún gobierno. A los funcionarios públicos se les contrata para administrar la cosa pública, no para hacer maravillas ni magia ni milagros. Creer que la innovación proviene de los gobernantes de turno es convertir a los gobiernos en un embudo al cual le pedimos insistentemente que innove, y el resultado es una pega de chorizo que obstruye todo el quehacer de la administración pública y provoca serios errores de administración. Y administrar no es tan difícil. Lo difícil es cargar con las expectativas ilimitadas de una ciudadanía que está pidiéndole peras al olmo.

Más bien, ¡de la innovación de la sociedad civil deberían surgir nuestros líderes públicos!

Lo que necesitamos es hacerle un bypass a los gobiernos. Dejarlos administrar, exigirles que lo hagan con excelencia y dedicarnos, como sociedad civil, a innovar. Si queremos lograr resultados singulares, debemos combinar factores singulares. Qué pasaría si tuviéramos más intercambios de ideas entre economistas y ecólogos; políticos y activistas; artistas y emprendedores? ¡De la diversidad de ideas es que surge la innovación!

Amigos: pensemos más! Conectémonos más entre nosotros! Produzcamos nuevas ideas inspiradas en la naturaleza! Compartámoslas! Divulguémoslas! Apoyemos las buenas cosas que ya se están haciendo aquí en Costa Rica y convirtámoslas en buenas noticias virales, como el proyecto GoProfileGreen de Daniel Carranza! Exportémoslas al mundo! Allá el gobierno las irá adaptando poco a poco como parte de su ejercicio de administración y el planeta entero lo agradecerá.

La próxima vez que escuchen hablar de desempleo o incertidumbre o pesimismo ante la falta de oportunidades, póngase sus eco-anteojos y descubra lo que yo estoy viendo ahora: un país que ha progresado en armonía con la naturaleza y es líder global en preservación de la vida.

Recuerden que el planeta entero es una oportunidad gigante que requiere con carácter de urgencia de más costarricenses que pongan a buen uso su inventiva, su bioalfabetización, y sobre todo su audacia para lograr grandes cosas!

Hoy hace 100 días nació mi primera hija. Espero que cuando ella tenga nueve años y vea esta presentación hayamos avanzado bastante hacia la bioalfabetización del país y del mundo.

Y es que ¿si no lo hacemos nosotros, entonces quién? Y si no lo hacemos ahora, ¿entonces cuándo?

Pura vida!