20131113

Cerrar cárceles

Circulan noticias desde diversos países europeos que están cerrando cárceles por falta de prisioneros. ¿Qué tendría que suceder en nuestro país para que sucediera lo mismo?

Está claro que el problema de seguridad no es aislado, y está concatenado con un sistema de desarrollo humano, crecimiento económico y justicia social que involucra una importante variedad de instituciones públicas y privadas. No es solamente que haya una política criminal represiva, falta de oportunidades, exclusión, pobreza crónica e influencia del narcotráfico en el escenario delictivo nacional. También es un cambio cultural que nos ha hecho más violentos. Si el sistema socioeconómico y psico-político mantiene marginados a los marginados, ello genera una constante opresión violenta que se convierte en una bomba de tiempo, pues la violencia sólo engendra nueva violencia a futuro.

Corregir el problema requeriría de una política criminal más tolerante o penas alternativas para algunos delitos menores, como hurtos o robos in fraganti o posesión y consumo de algunas drogas; mayores esfuerzos de trabajo social para regenerar presos y que se puedan reincorporar armoniosa y productivamente a la sociedad; capacitación para que estos mismos presos asuman papeles de liderazgo para prevención del delito en sus comunidades; acompañamiento de las necesidades de los prisioneros para fortalecer su autoestima, su identidad y sentido de pertenencia a la comunidad, sus destrezas para complementar sus intereses y pasiones, y su espíritu emprendedor; integración de las familias en los procesos de reinserción desde que ingresan a prisión; mayor acogida a las poblaciones potencialmente más proclives y vulnerables a caer en la delincuencia.

Ante todo, estos proyectos, que sin duda nos beneficiarían a todos, requieren de una importante cantidad de recursos humanos, institucionales y financieros de los que el Estado no dispone por satisfacer otras prioridades. Si el propósito ulterior del Estado costarricense es promover la paz, debemos comenzar por quienes la disfrutan menos.