En la actual
campaña electoral resulta llamativa la ausencia de la agenda que se ha venido
imponiendo a pasos acelerados a nivel mundial en años recientes. Es más
llamativo aún por el hecho de que es precisamente Costa Rica uno de los países
pioneros y vanguardistas en este tema. Nos referimos a la agenda verde, que es
hoy una realidad muy dinámica a nivel público, privado, académico y de la
sociedad civil en todo el mundo.
Habrá quienes
se pregunten si los analistas políticos han hecho cálculos estratégicos en el
sentido de que la agenda verde no es un tema lo suficientemente sexy como para ganar votos.
A nivel
mundial, Costa Rica es casi un mito. Si no fuera por la estatura moral que nos destaca
en el concierto de las naciones, costaría creer que desde hace tanto tiempo se
hayan hecho tantas cosas tan bien. Es un país que ha forjado sus bases de desarrollo
desde más de un siglo atrás y que ha logrado reinventarse con algunos certeros golpes
de timón a lo largo de su historia. Es destacable que desde hace 130 años haya
educación pública, que desde hace 75 años haya seguridad social universal, que
desde hace 65 años no haya ejército militar, y que desde hace 60 años se
produzca electricidad renovable, la cual alcanza el 100% en época de lluvias
intensas.
Los tiempos
que vive el mundo son inusuales por la fuerte presión que genera el consumo
humano sobre los recursos naturales renovables que aún le restan a la Tierra,
tras la desaparición del 80% de sus bosques en los últimos 200 años. Esta
crisis, que se discute con preocupación bajo el concepto sombrilla de “cambio
climático”, ha encontrado respuestas en Costa Rica desde hace mucho tiempo, y
es quizás el país llamado a alzar la voz para enrumbar las iniciativas y oportunidades
de creación de valor compartido por medio de una agenda verde global.
Una solución
como el pago por servicios ambientales se discute hoy en foros internacionales
como una innovación socioeconómica y de política pública para la preservación y
regeneración del capital natural. Para los costarricenses no es ninguna
novedad, pues es un concepto inventado en Costa Rica 30 años atrás.
Este año se
cumplen 25 años de la fundación del Instituto de Biodiversidad (INBio), un
pequeño centro de pensamiento y creación de valor intelectual que le ha
aportado al mundo de la ciencia más de 3600 nuevas especies a partir de la
biodiversidad costarricense. Su misión ha ido más allá de las fronteras nacionales
y es ahora un farolito que ilumina el camino de la conservación por medio del
conocimiento y la educación, eso que el INBio denomina la bioalfabetización y que
hoy caracteriza a la cultura costarricense.
Cambio cultural. Una
agenda verde es más que una filosofía de vida para el ambientalista de moda. Es
también un conjunto de innovaciones industriales para hacer más eficiente el
uso de los recursos naturales en la producción de bienes y servicios; una
gestión estratégica para empresas, gobiernos y centros de acción y pensamiento a
nivel local y global; un conjunto de innovadoras políticas públicas que
provienen de diversas latitudes y que se comparten como mejores prácticas en la
comunidad internacional en foros de tanto prestigio como la OCDE, a la cual
Costa Rica aspira a ser miembro en el futuro próximo; pero ante todo, la agenda
verde es un cambio cultural.
Entonces
resulta llamativo que este no sea un tema de campaña, uno con el cual se podría
entusiasmar a toda la ciudadanía, sobre todo en un país donde la creatividad y
las buenas ideas las compartimos abiertamente, en especial en el nuevo vehículo
último modelo que han sido las redes sociales para nuestro pueblo desinhibido,
espontáneo y desenvuelto. Sobre todo, es un tema que inspira a los jóvenes
menores de 35 años, cuya generación está más interesada en una vida de sentido
y propósito que en la simple acumulación de riqueza monetaria, y quienes serán,
por definición, los encargados de ir asumiendo las riendas del país durante los
próximos 30 años.
Desafíos a la medida. Los
candidatos presidenciales coinciden en el desempleo como un problema por
resolver, pero ninguno menciona entre las causas del problema el “robosourcing”, la masiva incorporación
de robots mecánicos e informáticos que ha venido a suplantar trabajos manuales
de cientos de miles de trabajadores empleados hasta antes de la gran recesión
de 2008. Esta tendencia mundial ha provocado en los últimos cinco años un
aumento en la dinámica económica global sin aumentar el empleo, y Costa Rica no
es ajena a ella. Por ello, debemos ser creativos e innovadores en la búsqueda
de nuevas corrientes de generación de valor, las cuales conducirán, indudablemente,
a la creación de empleo y a la creación de riqueza, de preferencia lo mejor
distribuida posible.
Así, la
campaña pendiente para nuestro país está llena de desafíos hechos a la medida
para nuestro ingenioso y pujante pueblo. Por ejemplos: cómo hacer un
aprovechamiento óptimo de los recursos marinos del amplísimo mar territorial
costarricense, desde generación de energía mareomotriz hasta el turismo
sostenible, pasando por la conservación de ecosistemas y la clasificación de la
biodiversidad marina aún pendiente; cómo encadenar la abundante biodiversidad
nacional con procesos productivos de fármacos, cosméticos y alimentos de manera
que se conserve y regenere los ricos ecosistemas del país; cuál es la mejor forma
de generar energía geotérmica a partir de nuestros volcanes durante los
próximos 20 años mientras simultáneamente se acrecienta la cobertura boscosa y de
parques nacionales, para ir dando tiempo a que la energía solar alcance niveles
de desarrollo tecnológico de alto desempeño a costos tan accesibles como ha
sucedido con los microprocesadores de cómputo de la actualidad; entre otras.
Alvaro,
ResponderEliminarnecesitamos planteamientos serios, razonados y bien planeados. Nos los deben, en lo verde, y en otros temas.
Necesitamos elevar el nivel intelectual del pueblo, para que seamos los ciudadanos quienes establezcamos el tono de las campañas.
Bien por tu enfoque verde !!!!
JMA
Gracias, querido JMA! Dependemos de nosotros mismos. Del vigor de la sociedad civil dependerá la eficacia de nuestros gobiernos, y no al revés, como muchos piensan. Sigamos creando.
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