Malas noticias. Perdonen que
perturbe la discusión sobre la precampaña electoral estadounidense o, peor aún,
la pre-precampaña electoral costarricense.
A pesar de mi inquebrantable optimismo, creo importante decir hoy
algunas cosas que no podemos pasar más tiempo sin reconocer y, sobre todo, sin
actuar a partir de ellas.
Hace diez años elegí como
batalla y propósito de vida destinar todos mis esfuerzos a combatir el cambio
climático. Justifico el que “Una verdad inconveniente” de Al Gore hubiera
ganado, el mismo año, el Oscar como mejor documental y también el Premio Nóbel
de la Paz por crear conciencia sobre este conflicto. He dedicado cientos o
miles de horas de mi tiempo libre a estudiar y conocer lo más posible sobre el
tema y mi postura al respecto ha pasado por diversas fases.
Al principio decía que nunca, en
el transcurso de mi vida, aunque viviera cien años, alcanzaría a ver un medio
ambiente mejor al que me recibió al nacer en 1974. Todavía lo creo, pero ya no
lo digo porque aprendí que decirlo sólo provoca miedo y conduce a la parálisis.
Lo que necesitamos es lo contrario.
Luego, encontré como bueno el
argumento de que debemos hacer esfuerzos de acción climática por nuestros
nietos, no tanto por nosotros mismos. Todavía lo creo, pero ya no lo digo
porque aprendí que eso hace que muchos pospongan la tarea y le resten prioridad al asunto.
Entonces llegué a la tesis de
que, éticamente, no tenemos alternativa y debemos cambiar nuestros patrones
globales de consumo, de manera que la naturaleza pueda recuperar, año a año,
todos los recursos naturales que consumimos, sobre todo los renovables. Aún lo
creo y lo practico, pero ya no lo utilizo como argumento porque entendí, con
alguna dificultad para mis ideales, que para muchos hay valores en el quehacer
humano más apreciados que la ética, como el balance de los estados financieros
de una empresa.
Así fue como llegué a los
negocios verdes, donde, de lo que se trata, es de crear riqueza haciendo lo
correcto. Para alguien que aspira a ser bioalfabeta es un poco incómodo
prostituir a la naturaleza poniéndole un valor monetario. Me parece que eso, al
menos, está generando los incentivos como para que los pioneros inviertan
masivamente en negocios cada vez más lucrativos y en la dirección correcta. O
sea, el crecimiento verde ya da muestras que de verdad funciona como generador
de capital financiero y como regenerador de capital natural.
Sin embargo, lo que me lleva a
escribir estas palabras es lo que ha pasado desde el histórico y contundente
acuerdo de acción climática de París en diciembre pasado, el cual es
considerado como el “principio del fin” de los combustibles fósiles y la
contaminación ambiental conexa.
El mes de febrero que recién
terminó ha roto el registro histórico de aumento de temperaturas climáticas
mensuales medidas año a año, y ese registro máximo anterior era de enero. No
solo hemos iniciado el año con un incremento histórico en dos meses
consecutivos, sino que ya se cumplen 10 meses seguidos de temperaturas récord
mensuales medidas año a año. Las estadísticas climáticas del Ártico durante el
invierno boreal son espeluznantes: hasta 16 grados centígrados por encima de lo
normal, con un promedio de 10 grados centígrados por encima del promedio a
largo plazo (medido en períodos de 30 años). El Ártico es el “canario en la
mina” pues es el ecosistema más frágil y sensible a las variaciones climáticas.
Lo que les pido es mayor comprensión
y compromiso con el problema, que no sólo me afecta a mí, ni a mis futuros
nietos, ni sólo a los seres humanos. Afecta a la vida misma en todo el planeta,
siendo este el único planeta del que tenemos noticia de que existe vida.
Necesitamos que esta semana,
mejor dicho, hoy, en sus trabajos y organizaciones se hable del tema. Que
alguien investigue un poco más de la cuenta. Que alguien comparta algún
documental interesante que vio. Que busquemos estar todos en la misma página
del problema y que busquemos socios y aliados académicos, políticos,
empresariales, para hacerle frente a las soluciones. Por cierto, las soluciones
son todas interesantes, modernas, novedosas, y plantean ganar en lo económico, en
lo social y en lo ambiental.
Yo continuaré haciendo todos los esfuerzos que
pueda porque el tema me apasiona y me considero un promotor entusiasta de sus
soluciones. Pero yo apenas hago mi parte. Necesitamos que cada uno haga la
suya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario