20130624

RECOPE: Refinar más allá del petróleo



Una refinería tiene por objetivo el transformar petróleo crudo en combustible para motores de combustión interna, los cuales son utilizados en la mayoría de vehículos de transporte terrestre, marítimo y aéreo, maquinaria pesada, e incluso para la generación de electricidad en plantas de todo tamaño. El petróleo también es refinado para producir plásticos que encontramos en una inmensa cantidad de enseres domésticos e industriales, y en cada bolsa plástica que se entrega en una pulpería o supermercado.

Ante la disyuntiva de tener una refinería estatal que no cumple ese objetivo desde hace casi una década, surge la inquietud de cuál otro valor podría generar esta misma organización que es financiada por el Estado, o sea, por todos los costarricenses que pagan impuestos.

En busca de soluciones, resulta pertinente pensar en la cadena de valor de la refinería a partir de la materia prima utilizada. ¿Qué es el petróleo? Es un mineral viscoso con alto valor energético que se ha venido originando desde hace más de trescientos millones de años. Este proceso ha sido el resultado del ciclo del carbono, impulsado principalmente por la fotosíntesis de la vegetación, y también por el ciclo de vida de los animales que han recorrido la Tierra alimentándose esencialmente de plantas. Poco a poco, las hojas de los árboles y las ramas que se caen y se descomponen, así como los animales al morir, se van transformando en tierra fértil que, con el pasar de los siglos y milenios y millones de años, va compactándose con el peso de las capas subsiguientes. Tras millones de años de peso de materia orgánica compactada, la materia se convierte en petróleo.

Esto quiere decir que, en el proceso de creación del petróleo, antes fue tierra fértil, y antes fue bosque, y mucho antes fue luz de sol que alimentó árboles y plantas a través de sus hojas por millones de años y fue transformada por medio de la fotosíntesis, el mismo proceso natural que todavía hoy produce bosques que purifican el aire y el agua que circulan el planeta, así como la tierra fértil que permite el cultivo de todos los alimentos que todos los seres humanos y demás animales consumimos.

De esta manera, una institución dedicada a la transformación de minerales fósiles en energía podría acrecentar y acelerar la cadena de valor de su objetivo generando energía a partir de la fuente primaria: el sol.

El proceso de conversión del petróleo en energía es extremadamente ineficiente: se requiere energía para perforar un pozo, extraer el petróleo, transportarlo desde el pozo hasta la refinería, refinarlo, transportarlo a las estaciones expendedoras, verterlo en los vehículos uno por uno, y luego se consume una inmensa cantidad de energía para movilizar vehículos de hasta dos toneladas de peso para transportar a menudo a una sola persona, con un subproducto como el monóxido de carbono, que es altamente tóxico.

Por el contrario, el establecimiento de paneles solares para la generación de electricidad al momento en que el sol llega a la Tierra es la manera más eficiente de transformar la fuerza del sol en energía para el consumo humano.

Durante la década de los años 1960s, cuando los superconductores empezaban a dar vida a las primeras computadoras, se identificó un fenómeno denominado como la Ley de Moore, tras su observador, Gordon Moore, a la postre co-fundador de la empresa Intel. Dicha observación constataba que la capacidad de un microprocesador se duplicaba aproximadamente cada 18 meses, y su precio caía a la mitad en el mismo período. Casi 50 años después, un microprocesador de un teléfono inteligente tiene muchísima más capacidad que las primeras grandes computadoras, y su precio es miles de veces menor.

La misma Ley de Moore se observa desde el año 2005 en las celdas fotovoltaicas. Hace ocho años eran mucho menos eficientes y mucho más caras de lo que son hoy. Esto se debe a que, a mayor demanda del producto, mayor dinero para investigación y desarrollo, lo cual conduce a mayor innovación en su desempeño. Para una empresa estatal que dispone del enorme presupuesto para refinar mineral fósil que proviene del sol, invertir en la instalación de paneles solares –y sobre todo en la investigación y desarrollo para la innovación de mejores dispositivos- podría convertirse en el nuevo objetivo institucional.

Es importante recordar también la energía eólica, cuya fuente también es el sol. El viento es un fenómeno climático que es impulsado en parte por las temperaturas de corrientes marinas calentadas por el sol, y en buena parte por la rotación de la Tierra. A manera de ilustración, es como si el sol empujara el aire cada vez que calienta una zona distinta del planeta, y esa aceleración produce viento. Las costas son, pues, lugares óptimos para la instalación de turbinas eólicas, al igual que las crestas de montañas, que es donde los vientos que penetran en tierra tienden a cambiar de temperatura y, por ende, de velocidad.

Más allá de la energía solar y eólica, una refinería debería fomentar el crecimiento de bosques –que eventualmente, dentro de otros trescientos millones de años, se convertirán en minerales fósiles- y en ese mismo proceso, promover la creación de valor a partir de los mismos, ya sea por medio del turismo ecológico, la bioindustria o la producción orgánica de alimentos.

En vista del capital humano y financiero con el que cuenta RECOPE y la necesidad irrefutable de crearle valor al país, podría pensarse en una reestructuración institucional por etapas, que conduzca a los empleados que están comprometidos con el desarrollo de sus comunidades, del país y, por supuesto, del planeta, a una transformación que le permita a la refinería subsistir más allá del año 2080 en el que, algunos expertos sugieren, se agotará el petróleo. Que esa no sea la razón por la cual se agote RECOPE. Y que esta propuesta esté alineada a las metas domésticas de la República Popular China, el país que más instalaciones nuevas de energía solar y eólica ha tenido en los últimos cinco años.


Apostaría a que los costarricenses preferiríamos ver nuestro dinero de impuestos que va a dicha institución utilizado de manera productiva, en armonía con la naturaleza, y en beneficio no sólo de todos los habitantes de Costa Rica, sino de todos los habitantes del planeta, con la alianza estratégica de un socio geopolítico, financiero y tecnológico del nivel de China. 

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