En las tres
ocasiones que don José Figueres Ferrer fue jefe del Estado costarricense tuvo
al mismo Ministro de Educación, don Uladislao “Lalo” Gámez, indiscutible prócer
de la Patria. Su gestión fue trascendental en el progreso de la educación
pública del país.
Don Lalo
también fue un buen padre de familia e inculcó, al menos en uno de sus hijos,
una profunda sensibilidad por el entorno ambiental que lo rodeaba. Desde niño,
Rodrigo sentía aguda curiosidad por la naturaleza y su rica diversidad de
especies allá por los años 40 del siglo pasado.
En la
universidad estudió Agricultura pese a no concordar con los métodos de
enseñanza de la época donde el criterio técnico era el de “avanzar la frontera
agrícola” y “abrir montaña” deforestando para cultivar el agro a gran escala.
Pese a ello, terminó y se especializó en ciencias, con un doctorado en
virología y hace 25 años fundó el Instituto de Biodiversidad (INBio), cuya obra,
logros y lauros nos engalanan a todos los costarricenses, dentro y fuera del
país.
En el año
2012, el Dr. Rodrigo Gámez Lobo fue distinguido con el Premio Midori en
Biodiversidad otorgado por la Fundación Aeon japonesa. Su inspirador discurso al
recibir el galardón se refirió a la bioalfabetización, que es la misión
institucional del INBio. Luego conversamos acerca de la oportunidad de difundir
este concepto desde Costa Rica y para el mundo, una tarea que se ha convertido
en la espina dorsal de mi agenda personal y oficial. Afortunadamente, el
mandato recibido por parte de la señora presidenta Laura Chinchilla para la
gestión diplomática en Japón iba en la misma dirección.
En 2013 se
hicieron 26 presentaciones públicas en las cuales se expuso el concepto de
bioalfabetización adaptado a las necesidades y oportunidades del pueblo
japonés, sus jóvenes, sector industrial, y por supuesto, su gobierno. Una de
ellas fue en el TEDxTokyo, lo cual abrió puertas para que se divulgara el
concepto globalmente por medio de Internet. Otra fue ante un grupo de expertos
del USAID en su sede para Asia-Pacífico en Bangkok y también en una conferencia
organizada por el Banco de Desarrollo de Asia para representantes oficiales de
todos los países de la región, celebrada en Tokio.
Este 2014 presentamos
la bioalfabetización en el TEDxPuraVida y también en una conferencia sobre
gobierno inteligente en Medina, Arabia Saudita. Este mes nos ha invitado la
sede de UNESCO en Vietnam para introducir la bioalfabetización en el diseño de
una plataforma de educación digital sobre temas ambientales como parte de una trascendental
reforma curricular que será implementada a partir de 2015. La herramienta se
utilizará para capacitar a un millón de maestros de escuelas públicas que
tendrán la responsabilidad de formar a 22 millones de niños de primero a quinto
grado de la escuela.
Fue halagador
que representantes oficiales del gobierno vietnamita expresaran su anuencia a
incorporar la bioalfabetización en sus planes de estudio públicos. Mucho tiene
que ver la herencia que les dejó su gran líder, Ho Chi Minh, quien, en su
testamento, pidió que cada ciudadano sembrara un árbol.
Me quedan algunas
reflexiones con las cuales concluyo: ¿Estamos bioalfabetizando a nuestros
niños, empresarios, artistas, maestros, estudiantes, líderes y funcionarios
públicos? ¿Ha sido suficiente que un millón de costarricenses hayamos visitado
el INBioparque o debemos redoblar esfuerzos? ¿Qué impacto ha tenido la
bioalfabetización en nuestra política pública y en nuestra política exterior?
El notorio liderazgo
ambiental que hemos tenido y que nos ha rendido muchos frutos por varias
décadas está perdiendo fuelle. Esta generación de líderes públicos tiene la singular
oportunidad de dar un golpe de timón para renovar nuestro liderazgo global
Hecho en Costa Rica. Queda claro que si nos bioalfabetizamos, haremos lo mismo
con el resto del mundo.
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