20151020

La trayectoria de Tauli

Hay algo especial en este lugar. No es sólo la arquitectura y el arte. Es la actitud de la gente de pensar en grande, si no de tamaño, sí de calidad y estatura, de excelencia, de belleza y orden. Sólo aquí se siente así vivir, donde da ganas de caminar, de ser bueno, de amar:

Hay algo romántico en este lugar
Tantos amores perseguidos
Tantos amores forjados
Tantos amores perdidos
Tanto que han inspirado
Tanto que han construido
Tanto que han procreado.

Vine a cenar a La Maré de Passy, un restaurante histórico, al menos para mí. En enero pasado, aquí nos sentamos el primer día que vine como embajador designado ante la OCDE a tener una reunión de trabajo con mi jefe, el señor Ministro de Comercio Exterior, y el equipo de trabajo acá.

Fue mi primera cucharada en un restaurante en esta ciudad, porque dos veces anteriores, a inicios de siglo, había venido cortísimo de presupuesto y no podía comer más que pan, queso y vino. Lo que son las ironías: hoy he venido con el propósito de sobrevivir 24 horas en París sin trigo, lácteos ni vino.

Llegué a cenar sin reservación y el lugar estaba lleno. Me ofrecieron una mesita en una esquina tan estrecha que si hubiésemos sido dos, hubiésemos tenido que sacar la mesa un poco para que entrara ella. Mi persona amada.

Allí la imagino, en esa esquina, rodeada de ventanas que dejan ver el mundo pasar encima suyo, aquella carrera del carro y el peatón. Varios pierden el paso concentrados en sus teléfonos. Ha de ser la persona amada.

La mía aquí la imagino. Casi la veo sonreír. Tan solo imaginar su sonrisa me llena de risas el estómago y me hincha el pecho de emoción. Quiero tocarla. Quiero besarla. Quiero decirle que la amo.

Ya ella lo sabe. Quiero decirle que en este instante la amo más que nunca antes. Más que anoche, que la besé por última vez. Más que esta madrugada, que la vi dormida, tan angelical, que preferí dejarla soñar.


Ahora el que sueña con ella, aquí en este rincón, mi rodilla soñando la de ella, mi mano soñando la suya, intentando aquietar el frío otoño que atraviesa las ventanas y se aloja en las entrañas, soy yo.

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